"Id,pues,vagabundos sin tregua,errad,funestos y malditos,a lo largo de los abismos y las playas,bajo el ojo cerrado de los paraísos".Paul Verlaine

viernes, 15 de febrero de 2013

Noche de literatura y vino.

La noche de ayer jueves fue intensa,mucho.Sobre las 20:30 nos reunimos en un café del centro de la ciudad para asistir a una lectura que habíamos programado en torno a De Paula (aquel que conmigo va desde hace más de una década). La lectura convocó a mucha gente y fue una sorpresa,una agradable sorpresa,comprobar como, hoy por hoy, la literatura,los recitales,las lecturas y las actividades culturales siguen interesando y atrayendo a un gran número de gente. Las lecturas de Francisco siempre son un estallido de talento,su voz y su capacidad para la interpretación construye y dibuja una cartografía de islas envolventes, un refugio que, como un molino, triza el tiempo hasta  hacerlo desaparecer.Su prosa tan carnal,aullidos de amante. Hermosamente trágica y sin embargo tan vitalista...Tras el recital la noche se alargó,mucho,entre mesas,cerveza,cigarros,vino y conversaciones apasionadas e infinitas.                              



En las fotos:( De Paula), (Dulce Locura) y el que reporta. 
Adjunto a continuación su "Delincuento" relato al cual le tengo especial cariño,entre otras cosas, porque en él hay un guiño a mí que siempre consigue ruborizarme cuando, antes de la lectura del mismo, me dedica unas cariñosas y cómplices palabras.

DELINCUENTO

Que quede claro que lo que voy a contar no es por arrepentimiento. No todo lo que admitimos los criminales tiene por qué ser una confesión. Lo que sí es cierto es que yo no elegí acabar así. Al principio eran apenas travesuras, escribía frases en los márgenes de la libreta o en la pizarra, entre clase y clase, antes que el profesor la borrara. Otra veces no me quedaba más remedio, llegaba el cumpleaños de un amigo y debía hacerle algún regalo, como yo no tenía dinero para comprarlo, tenía que escribirlo. Así poco a poco seguí delinquiendo hasta convertirme en un relatero de poca monta.
Ahora tengo un socio aunque no trabajamos de la misma forma, él está especializado en cometer poesía. Yo no sirvo para eso, no tengo aptitudes, mis dedos son muy torpes y no sería capaz de hacer lo que él hace. Se acerca a alguien y sin que se dé cuenta le mete la mano en el pecho y se hace con lo que lleve. El tipo sigue caminando y cuando comienza a palparse el corazón sintiendo que le falta algo, mi amigo ya está muy lejos.
Yo actúo de manera distinta, con más bajeza. Me apoyo como distraído en la pared y observo. Entonces reparo en alguien, aunque mejor si es una pareja –el botín acostumbra a ser mayor-, y les sigo. Hay que saber elegir, si empiezan a andar por avenidas o por sitios iluminados me doy la vuelta. Esos no suelen llevar gran cosa, lo he comprobado. Prefiero los que caminan por calles estrechas, los habituales de callejón. Voy tras ellos con cuidado de que no sospechen porque entonces se inquietan, se apresuran, comienzan a actuar cautelosos y ya no hay nada que hacer. Pero con suerte y si los has estado observando lo suficiente, hay veces que consigues desvalijarles una historia con la que ir tirando unos días.
Cuando un trabajo se te ha dado bien puedes esconderte un tiempo y descansar en ese frío familiar de las guaridas. Si vives con alguien le dices entonces que te ha salido bien una inversión o que os ha tocado un pellizco en algún sitio. Es mejor si no sabe que te dedicas a esto. Así si alguna vez aparecen buscándote y la interrogan, cuenta lo que cree que es cierto sin dudar y resulta más convincente. Nosotros no tenemos amantes, tenemos coartadas.
Más tarde me levanto mientras duerme y voy al salón. Paso allí casi toda la madrugada. Llevo años urdiendo un golpe importante. En una libreta apaleada de garabatos lo tengo casi todo: quiénes participarán, el lugar y cómo debería desarrollarse el delito. Si lo he retrasado tanto es porque no tenía valor para el final planeado. Ahora sí, este oficio me ha envilecido tanto que sé que ya no vacilaré cuando tenga que traicionarlos. Yo escaparé por una página entreabierta, pero ellos no podrán salir de allí. Se quedarán dentro, desesperados, mientras afuera los rodean y los observan por siempre. A alguno incluso tendré que eliminarlo por la espalda con un navajazo cobarde de bolígrafo. Sólo espero tener el pulso necesario para que no sufra y que se desangre en apenas un párrafo.
Aunque este plan todavía no está terminado. Me faltan varios detalles, pero es que últimamente me obligan a dedicarle menos tiempo y regresar antes a la cama. Cada vez más, ella se da cuenta que no estoy a su lado y me llama entre sueños. Me llama con un gemido triste. Un gemido que no es muy distinto a los que a esas horas se oyen, como confesiones, en las noches sin luna de las cárceles.

De Paula



De Paula.

3 comentarios:

  1. Parece que tenemos usted y yo el mismo gusto pésimo para elegir íntimo amigo. Mas entre usted y yo... qué ineluctable es reincidir, ¿verdad? Y cómo gusta y resarce el ánimo robarle penas a un ladrón.

    En el próximo vis-à-vis dígale a su amigo el caco Paco que me ha robado ya muchos gestos de aprobación y respeto.

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  2. Imagino que lo veré esta tarde,como todas las tardes.Lo nuestro ya trasciende la hermandad,la institución,el compañerismo o la complicidad...Como bien señaló De Paula antes de la lectura de este ralato, "somos un monstruo de dos cabezas". Pero yo sé y vosotros sabéis,Tú,Miss,Mariné y un largo etcétera de ladrones,que habrá un recital,otro crimen,y que estaremos todos implicados,con las manos manchadas de tinta y posando con cara de inocentes en la foto,para nuestro archivo criminal,será nuestra reunión,la cosa nostra de una generación que ya está tardando en reunirse.Granada o Madrid,Barcelona o Baleares...Los mapas son nuestra escena

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  3. estas fotos y esta entrada, esta amistad, este tiempo, son un tesoro.
    lo sabéis verdad?
    certeza de vuestros ojos en los que vuelco mi vida.
    inmenso abrazo y de los gordos.
    y felicidad
    y carnaval.

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