"Id,pues,vagabundos sin tregua,errad,funestos y malditos,a lo largo de los abismos y las playas,bajo el ojo cerrado de los paraísos".Paul Verlaine

jueves, 2 de diciembre de 2010

PELIGRO. (Un poema de C.K.Williams)

Difícil saber si el ser humano se muestra especialmente inquieto
con las crisis, calamidades, desastres, o si los desea inconscientemente.
Esos condicionantes tan horrendos, esos previsibles imprevistos,
los habitamos reculando, haciéndoles fintas,
endureciéndonos:
¿pero acaso no prevalece la corazonada sobre la inquietud?
¿acaso no resulta ese estar en guardia una señal del deseo?

¿Cómo podemos llegar a creer que la atención desmesurada
es el mejor modo de enfrentarse a las insinuaciones de la catástrofe?
Se estremece la conciencia: puede que el motivo no
sea tanto el miedo a lo que el futuro pueda o no pueda traernos
como el deseo de eso mismo mediante el miedo, la atención, el cuidado.
Como si la vida resultara más convincente silbando como una navaja.

Pero apenas nos precipitamos en los hechos más allá del tumulto doméstico,
que de por sí puede acarrear terribles consecuencias. Pocas
veces, por fortuna.
Y así sudamos fervorosamente
por los insípidos asuntos del honor y por las ambiciones
frustradas.
Perdemos la amistad. Perdemos la lujuria. Nos tragamos
nuestras pequeñas penas,
nos hacemos ver, ejecutamos nuestra danza de antipatías.

Siempre, "Esos gigantes inconcebibles".
Siempre, "¿Qué serían capaces de hacerme?"
Y así nos colocamos nuestra armadura mental,
nos doblamos y sentimos algo, el pago de la estricta atención
que siempre aguardamos.
Pero todavía una vigilancia tensa, la musculatura del peligro,
aún el secreto grito interior: ¿Qué más, no hay más?

De "Reparación". C.K Williams, Bartleby Editores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario